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更新日期：2019-05-22
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El de la Industrialización es, pese a los avances constatados de los últimos años, un Patrimonio considerado como menor por parte de los ciudadanos españoles, desde un punto de vista general. A ello ha contribuido no sólo la proximidad temporal de los acontecimientos relacionados con él, entendidos como contemporáneos, sino el propio concepto utilitarista y tecnológico inherente a la actividad industrial, que fomenta el abandono de aquello que ya no sirve con independencia de si es bello, interesante o no. Otro factor que tampoco ha ayudado al desarrollo de una conciencia en favor por el Patrimonio Industrial ha sido la falta de una base científica fundamentada en la experimentación física y química en colegios e institutos sobre todo aquello que nos rodea y que hace difícil para la gente, por no decir que lo convierte en una auténtica entelequia, comprender la suma de proezas científicas y técnicas, humanas en definitiva, que ocurren en el interior de una fábrica para que hoy disfrutemos del mundo que conocemos.
En el Valle del Guadiato en general y en Peñarroya-Pueblonuevo en particular este tipo de Patrimonio, representado de forma paradigmática por sus Cercos Industriales tampoco se sustrae a este proceso de aculturación, con su conjunto de contrariedades y conclusiones fatalistas. Sin embargo, lo que si le diferencia de otros lugares más grandes con viejas fábricas y estructuras de la producción abandonadas en su territorio es el vínculo directo y descarnado de éstas con el auge y caída de su propia sociedad. Las ruinas de los Cercos Industriales, integradas casi en el casco urbano del municipio como una especie de tumor, se asocian así al fracaso colectivo y representan para la gente el recuerdo de una bonita historia que acaba mal.
Las nulas opciones de reindustrialización de este espacio visto con un valor histórico dudoso por unos ciudadanos que se sienten a la vez culpables del desastre comunitario pesan más que el análisis sosegado basado en la reflexión lógica y fundamentada en datos objetivos sobre lo que fue verdaderamente ese sitio y lo que significa hoy para Peñarroya-Pueblonuevo.
Generar las condiciones para que haya nuevas y sanas interpretaciones de este lugar de la memoria del trabajo, plantar la semilla de los nuevos enfoques desacomplejados, desprovistos de maniqueísmo, que sitúen al Cerco en el lugar que merece desde el punto de vista social, económico y cultural no es una opción, sino una obligación de la sociedad civil, la Escuela Pública y las entidades locales.
La Asociación La Maquinilla, ha elegido el camino de la educación de los más jóvenes para cambiar esta dolorosa realidad. A través de su proyecto A-cércate de fomento del Patrimonio Industrial local en la población joven ha editado este cuaderno de campo sobre los Cercos Industriales de Peñarroya-Pueblonuevo con el objetivo de que, algún día, grupos de ciudadanos de este municipio sean capaces de percibir esas viejas instalaciones, en primer lugar, como lo que son, estructuras espacio temporales que nos hablan de la actividad humana desarrollada en el lugar en que viven, con un origen claro, con un objetivo más claro todavía y un final conectando con el contexto general de la Desindustrialización Europea; en segundo lugar, como algo propio, singular y un motivo para el orgullo local, aceptando sus defectos y, por supuesto, su destino.
El presente cuaderno, junto a su guía didáctica también es un instrumento pedagógico útil para aquellos niños y jóvenes que a diario visitan el área arqueológica de los Cercos Industriales acompañados de profesores y sus familias, facilitando el aprovechamiento de su visita en su vertiente cultural y ofreciendo un hilo que permita conocer este sitio histórico único de una manera amena y autónoma.
Rubén Cañamaque López
Presidente de la Asociación La Maquinilla